
Hace unos días, vi un vídeo de una entravista que le hacían a Pablo Ruiz-Múzquiz de Penpot y Taiga y me removió algo por dentro. No solo por lo buena herramienta que puede ser (que también) , sino por lo que significa: comunidad, libertad, diseño, desarrollo y colaboración real.
Y es que estamos muy acostumbradas a asumir que solo hay un camino: usar las herramientas de siempre, de las grandes empresas de siempre, que un día deciden cambiar las reglas de juego, los precios, o incluso cerrar el chiringuito. Pero hay otra forma de hacer las cosas.
Y por eso, este post no va comparar, va de reconocer el valor de lo que estamos construyendo juntas.
Fan de Pablo Ruiz-Múzquiz
Hablar de Penpot, es hablar de Pablo. Es imposible hablar de penpot sin hablar de Pablo y todo su equipo.
Pero especialmente soy muy fan de Pablo por su forma de comunicar, de defender el software libre, de hablar con claridad sobre la importancia de la colaboración entre diseño y desarrollo. Eres un crack.
Es de esas personas que hablan con verdad, es imposible no arrastrarse por él, por su convencimiento del software libre.
Aquí tienes la entrevista:https://www.youtube-nocookie.com/embed/oXJnRG0vjwE
Pablo no vende una herramienta, defiende una manera de trabajar y de vivir el diseño. Y eso es lo que necesitamos más que nunca: gente que apueste por lo común, por lo compartido, por lo que construye desde abajo.
Democratizar el diseño, de verdad
En el desarrollo estamos ya muy acostumbradas a usar herramientas open source. Hemos normalizado que puedes aprender a programar sin gastarte un dineral, que hay comunidades que te ayudan, que puedes contribuir y crecer aunque no tengas un máster de 5.000 € ni un Mac de 4.000€.
Pero en diseño… uf. Ahí aún pesa un elitismo que lo atraviesa todo.
Desde que entras en una formación reglada, te lo dejan claro: si no usas la suite de Adobe, no vales. Si no tienes las tipografías que solo se venden en ciertos catálogos, no eres profesional. Si no diseñas en un entorno cerrado y caro, no estás haciendo las cosas bien.
Eso es mentira. Y encima, muy peligrosa.
Evidentemente esto me lo han contado, porque yo nunca he hecho nada que se parezca a diseño ni lo he estudiado. Muchos años relacionándome con diseñadoras.
Penpot rompe con eso. Te dice: «puedes diseñar desde cualquier sistema operativo, colaborar con otras personas sin pagar licencias, y contribuir a mejorar la herramienta si quieres». Te dice: «aquí entras tú, aunque no tengas dinero, aunque no vengas de una gran agencia, aunque estés empezando».
Eso, para mí, es democratizar el diseño de verdad. No es solo «acceso gratuito», es reconocer que el diseño también puede (y debe) ser accesible, inclusivo y comunitario.
Cuando la tecnología también es política
Sí, lo digo tal cual. La tecnología (como la web, como el software) también tiene implicaciones políticas. ¿Quién tiene acceso? ¿Quién decide? ¿Qué pasaría si mañana Adobe compra Figma (spoiler: ya lo intentó)? ¿Y si suben los precios? ¿Y si lo cierran?
La respuesta que siempre da el software libre a estas preguntas es simple: la libertad de elegir y de construir juntas. Y Penpot no solo se sube a esa ola, sino que lo hace desde un enfoque cuidado, con una herramienta que no es solo técnica, sino ética.
La fricción entre diseño y desarrollo: por fin alguien lo entiende
Quienes trabajamos entre diseño y desarrollo sabemos lo que cuesta que ambas partes se entiendan. Que si píxeles arriba, que si exporta otra vez, responsive, animaciones, que si esa fuente no está, PX o REM?, que si este SVG no lo puedo meter así… Un bucle infinito que genera frustración, malentendidos y pérdida de tiempo.
Penpot no viene a prometer milagros, pero plantea una forma distinta de trabajar juntas. Porque está pensado desde el principio para facilitar la colaboración real entre diseñadoras y desarrolladoras. Porque entiende que el diseño no es solo algo que se ve bonito, sino que tiene que poder convertirse en código, adaptarse, testearse, reutilizarse.
Eso, para mí, es una revolución silenciosa. Y si me sigues en redes o por aquí, sabes lo que me gusta una revolución.
No es justo compararlo con los gigantes
Es muy fácil caer en el «ya, pero Penpot no tiene esto», «Figma tiene más features», «no va tan fluido»… Pero, sinceramente, no es justo. Compiten con empresas que mueven millones, que tienen cientos de desarrolladores en plantilla y que llevan años en el mercado.
Y aún así, Penpot se abre paso con dignidad, con honestidad y que apenas ha empezado. No todo va de tenerlo todo, va de tener libertad. Y de saber que puedes participar, mejorar, adaptar. Que si algo falla, puedes reportarlo, hablar con el equipo, incluso meter mano al código.
Tampoco lo compares con WordPress
Y ojo, tampoco lo compares con WordPress.
WordPress es otro universo, con una trayectoria de dos décadas, una comunidad consolidada y una madurez que Penpot aún no ha alcanzado (porque está en otra etapa y es otra cosa).
Penpot merece ser valorado no por lo que le falta, sino por todo lo que ya es, y por la dirección en la que está creciendo.
Creo que somos demasiado exigentes con las herramientas que utilizamos. Sobre todo con las open source, muchas de ellas hechas por voluntarios y voluntarias sin cobrar un duro.
Los monopolios no son buenos para nadie
Ya hemos visto lo que pasa cuando una sola empresa controla las telecomunicaciones, o el correo, o el buscador. Se pierde diversidad, se pierde control, y se pierde tu privacidad.
Penpot no es la solución mágica a todo, pero es una alternativa real. Y como tal, merece ser cuidada. Porque si no apoyamos estas iniciativas ahora, luego no nos quejemos cuando todo dependa de una suscripción de 70€/mes o de lo que una gran empresa decida hacer con nuestras herramientas.
No es solo una herramienta, es una declaración
Claro que puedes usar Penpot para diseñar webs, apps o lo que te dé la gana. Pero si te quedas solo en eso, te estás perdiendo lo mejor. Penpot no va solo de dibujar interfaces. Va de reclamar un espacio propio, de no depender de grandes corporaciones, de construir comunidad.
Porque no queremos solo un “Figma gratis”. Queremos poder elegir. Queremos participar. Queremos herramientas que no nos traten como datos, sino como personas.
Y ahora qué
Si todavía no lo has probado, dale una oportunidad. No para compararlo con lo de siempre, sino para descubrir otra forma de hacer las cosas.
Puedes probar Penpot en su web oficial: https://penpot.app.
Porque en esta profesión muchas veces nos olvidamos de que el diseño (y el código, y la web) pueden ser herramientas para cambiar cosas.
Y si encima lo hacemos juntas, en comunidad… pues oye, mucho mejor.
Deja una respuesta