
La accesibilidad no es un extra, ni un añadido para quedar bien. Es un derecho humano, y a partir de junio de 2025 será también una obligación legal en la Unión Europea con la entrada en vigor de la European Accessibility Act (EAA). Nuestra querida ley europea de accesibilidad, ya llegó.
Este post no es una guía técnica. Es una llamada a la acción. Porque si trabajas en desarrollo web, tienes una tienda online o simplemente creas contenido digital, esto te afecta. Y no vale mirar para otro lado.
¿Qué es la European Accessibility Act (EAA)?
La EAA es una directiva europea aprobada en 2019 que tiene como objetivo garantizar que productos y servicios digitales sean accesibles para todas las personas, incluidas aquellas con algún tipo de discapacidad.
A partir del 28 de junio de 2025, los Estados miembros de la UE deberán aplicar esta ley de forma efectiva. Y eso significa que muchas webs, apps y servicios digitales tendrán que cumplir una serie de requisitos mínimos de accesibilidad.
¿Por qué la accesibilidad es un derecho humano?
No se trata solo de cumplir una ley. Se trata de algo mucho más profundo: la accesibilidad digital forma parte de los derechos humanos reconocidos a nivel internacional.
La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad
La Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, ratificada por la UE, establece que todas las personas deben tener acceso en igualdad de condiciones a la información, la comunicación y los servicios digitales.
Negar ese acceso es, directa y crudamente, discriminación.
La brecha digital sigue existiendo
Más de 87 millones de personas en Europa viven con alguna discapacidad. Muchas de ellas siguen encontrando barreras para acceder a una web, comprar online, ver un vídeo o hacer una gestión bancaria digital.
Ignorar la accesibilidad en el entorno digital ya no tiene excusa. No hablamos de hacer webs más “bonitas”, sino de garantizar que todas las personas puedan acceder a la información y a los servicios en igualdad de condiciones. Eso es inclusión. Eso es justicia.
La accesibilidad no es solo para “otras personas”: nos incluye a todas
Muchas veces se piensa que la accesibilidad está pensada solo para personas con discapacidad permanente. Pero la realidad es que todas, en algún momento de nuestra vida, vamos a necesitar que el entorno digital sea accesible.
Hablamos de lo que se conoce como discapacidad situacional, temporal o contextual. Y aquí van algunos ejemplos muy reales:
- Te rompes una mano y solo puedes usar el ratón o escribir con una sola mano.
- Acabas de ser madre, tienes a tu bebé en brazos y navegas solo con el pulgar.
- Estás en un entorno con mucho ruido y no puedes escuchar un vídeo sin subtítulos.
- Estás en la calle, con el sol de frente, y necesitas buen contraste para leer el móvil.
- Tienes fatiga visual y necesitas aumentar el tamaño del texto o usar el modo oscuro.
- Estás aprendiendo un idioma y te cuesta más procesar textos complicados.
- Sufres migrañas o dislexia y necesitas una interfaz clara, limpia y sin distracciones.
La accesibilidad no es una adaptación “para unos pocos”, es un diseño que funciona mejor para todas las personas.
¿A qué productos y servicios afecta la EAA?
La EAA establece requisitos de accesibilidad para varios sectores. Algunos ejemplos clave:
- Comercio electrónico: tiendas online, marketplaces, portales de productos.
- Servicios financieros: apps bancarias, webs de entidades, cajeros.
- Aplicaciones móviles: cualquier app que ofrezca servicios al público.
- Servicios de transporte: compra de billetes, apps de movilidad, webs de horarios.
- Libros electrónicos y lectores digitales.
- Televisión digital: guías de programas, plataformas de streaming, subtítulos.
También afecta a documentos digitales, sistemas de atención al cliente, terminales de autoservicio y más.
¿Quién está obligada a cumplir?
Aunque la European Accessibility Act establece criterios claros, muchas personas aún no tienen claro si les afecta directamente o no.
Y la respuesta rápida es: probablemente sí.
Esta ley no solo va dirigida a grandes corporaciones tecnológicas o bancos. Si trabajas ofreciendo servicios digitales o vendes productos online en el mercado europeo, es muy probable que debas adaptarte.
A continuación te explico los casos más comunes:
Empresas grandes y medianas
La ley se aplica a empresas que no sean microempresas, es decir, que tengan más de 10 trabajadoras o ingresos superiores a 2 millones de euros anuales. Pero ojo: si prestas servicios públicos o si subcontratas a terceros para tareas digitales, también debes cumplir.
¿Y si soy freelance o autónoma?
Aunque no te afecte directamente la obligación legal, tu trabajo sí debe cumplir criterios de accesibilidad si tu cliente sí está obligado. Y más allá de lo legal, hacer tu web o tu trabajo accesible es una buena práctica profesional. Es hacer bien las cosas.
¿Qué significa que una web o app sea accesible?
Accesibilidad no es solo poner un texto alternativo en las imágenes. Es que cualquier persona pueda navegar, entender y usar tu sitio sin barreras.
Algunos principios básicos de accesibilidad
Cuando hablamos de accesibilidad web, no basta con cumplir una norma técnica o pasar un test automático. Se trata de seguir una serie de principios clave que garantizan que cualquier persona, independientemente de sus capacidades o herramientas de apoyo, pueda acceder, entender y usar una web o aplicación sin barreras.
Estos principios están recogidos en las Pautas de Accesibilidad al Contenido Web (WCAG), y se resumen en que el contenido debe ser:
- Perceptible: la información debe poder ser percibida por todos los sentidos disponibles (vista, oído, tacto…).
- Operable: la navegación y las interacciones deben poder hacerse de distintas formas (teclado, voz, etc.).
- Comprensible: el contenido debe ser claro, ordenado y predecible.
- Robusto: debe funcionar bien en diferentes dispositivos, navegadores y tecnologías de asistencia.
Bajo estos principios, aquí tienes algunas de las prácticas más importantes que deberías aplicar desde ya:
Navegación por teclado
Una persona con movilidad reducida puede necesitar usar solo el teclado. Tu web debe permitirlo sin problemas.
Contrastes adecuados
Los colores deben tener contraste suficiente para que el contenido se lea bien. Esto no solo beneficia a personas con baja visión, también mejora la experiencia de todas.
Lectores de pantalla
Tu web debe poder ser entendida por un lector de pantalla. Eso implica tener una estructura semántica clara, usar encabezados correctamente (¡hola, H1, H2, H3!), y etiquetas accesibles.
Formularios comprensibles
Cada campo debe tener su etiqueta bien asociada. Y no, los placeholders no sirven como sustituto.
Contenido claro
Los textos deben estar escritos de forma directa y sencilla. No estamos aquí para impresionar con jerga, sino para comunicar bien.
No, tu web no se vuelve accesible con un plugin (ni con un overlay)
Una de las creencias más extendidas (y más peligrosas) es pensar que basta con instalar un plugin de accesibilidad, un widget flotante o un overlay para cumplir con la ley o con los principios de accesibilidad.
Pero no, no funciona así.
Este tipo de soluciones suelen añadir botones para cambiar el tamaño del texto, invertir colores o activar una lectura automática. Suena bien, pero en realidad no corrigen ninguno de los problemas reales de accesibilidad que pueda tener tu web. Solo los ocultan (y mal).
👉 Si tu web tiene menús inaccesibles, formularios mal etiquetados, estructuras desordenadas o un contraste de color pésimo, un plugin no lo va a arreglar. Y lo peor es que te dará una falsa sensación de cumplimiento.
De hecho, en muchos casos estos overlays interfieren con tecnologías de asistencia reales, como lectores de pantalla o navegadores por voz. En vez de ayudar, molestan y crean más barreras.
La accesibilidad no se soluciona con un botón mágico. Empieza en el diseño, en el contenido, en el código y en cómo estructuras la información.
Así que si estás pensando en instalar uno de esos plugins “todo en uno”, piénsalo dos veces. Y si alguien te los ofrece como solución definitiva… desconfía.
¿Qué pasa si no cumples?
No es solo un tema de reputación. El incumplimiento puede conllevar:
- Sanciones económicas.
- Reclamaciones legales.
- Pérdida de clientas y usuarios.
- Y lo más importante: seguir excluyendo a personas de tus servicios.
La buena noticia es que aún estás a tiempo de adaptarte.
¿Cómo empezar a adaptar tu web?
Vale, ya sabemos que la accesibilidad es un derecho, que viene una ley potente en camino y que dejarlo para el último momento no es buena idea.
Pero ahora viene la gran pregunta: ¿por dónde empiezo?
La buena noticia es que no necesitas hacerlo todo de golpe ni convertirte en experta en accesibilidad de un día para otro.
Lo importante es empezar. Entender en qué punto estás, detectar barreras y dar pasos reales hacia una web más inclusiva.
Aquí te dejo algunos pasos clave para empezar el proceso de adaptación:
Paso 1: haz una auditoría inicial
Puedes usar herramientas como:
Estas herramientas te ayudan a detectar errores básicos de accesibilidad. NO SUSTITUYEN A NINGÚN PROFESIONAL.
Paso 2: revisa tu tema y plugins (si usas WordPress)
No todos los temas son accesibles, y muchos maquetadores visuales generan código innecesario que entorpece.
Busca temas compatibles con el editor de bloques y revisa cada elemento: menús, formularios, sliders, popups…
Paso 3: estructura tu contenido correctamente
Usa los encabezados de forma jerárquica (un solo H1 por página, seguido de H2, H3…).
Eso no solo mejora el SEO, sino que ayuda a que lectores de pantalla puedan entender el contenido correctamente.
El contenido semántico es una de las mejores soluciones. Si para pintar un h2 necesitas que se meta en 50 divs, no es tan semántico.
Paso 4: aprende y aplica buenas prácticas
La accesibilidad es una disciplina en sí misma. Hay que formarse, leer, probar, preguntar. Aquí no hay una checklist rápida: es un proceso continuo.
¿Y si necesito ayuda?
La accesibilidad no se improvisa. Si no sabes por dónde empezar, busca profesionales que te acompañen. No lo dejes para el último mes.
Y sí, si estás leyendo esto y necesitas ayuda con tu web, puedes escribirme. Pero antes de eso, te animo a que revises tu sitio con una mirada más empática: ¿quién estás dejando fuera sin darte cuenta?
La accesibilidad es el futuro (y el presente)
Cada vez más instituciones, empresas y proyectos están exigiendo estándares de accesibilidad. Y es normal: es una cuestión de derechos, de respeto y de justicia digital.
Adaptarse no es solo cumplir la ley. Es reconocer que todas las personas importan. Que internet no puede seguir siendo un espacio lleno de barreras invisibles para millones de personas.
Conclusión: hazlo por obligación, pero sobre todo por convicción
Cumplir la European Accessibility Act te puede evitar sanciones. Pero sobre todo, te posiciona como un o una profesional que hace las cosas bien. Porque no se trata de cumplir por miedo a una multa. Se trata de que nadie debería quedarse fuera por una mala práctica digital.
Hazlo por tus clientes. Por tus usuarios. Por ti. Porque el derecho a acceder al mundo digital no es un lujo: es un derecho humano.
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