
Hace años, cuando tenía mi proyecto OnDesarrollo, tuve equipo a mi cargo. Pero en ese momento me di cuenta de que no quería liderar una marca profesional, sino centrarme en mi propio camino. Así que decidí seguir sola, trabajando por mi cuenta y gestionando mis proyectos sin depender de nadie más.
Durante mucho tiempo, ser freelance en solitario me funcionó. No tenía que coordinar con nadie, todo pasaba por mis manos y, aunque la carga de trabajo a veces era brutal, prefería esa independencia a la idea de gestionar personas. Hasta que llegó un punto en el que la cantidad de proyectos creció tanto que tuve que tomar una decisión: seguir quemándome o empezar a delegar en serio.
Y aquí estoy otra vez, con equipo a mi cargo. Pero esta vez, lo disfruto. Y lo más importante: sin convertirme en una jefa de mierda.
¿Colaboradores o empleados?
Si te digo la verdad, lo que me hizo volver a contratar fue una hostia bien dada con un colaborador. Tanto, que no solo me hizo perder mucho dinero, sino también clientes y reputación.
Es una mierda cuando confías en alguien y esperas, esperas y esperas, hasta que te das cuenta de que ya estás de mierda hasta arriba y no hay marcha atrás.
Después de esa experiencia, tuve claro que si volvía a trabajar con alguien, sería con control total sobre los procesos y el compromiso de la otra persona. Y eso, al final, solo lo consigues cuando alguien está dentro de tu equipo de forma estable, no como colaborador que aparece y desaparece cuando quiere.
Así que sí, después de mucho tiempo trabajando sola, tomé la decisión de volver a contratar. Y esta vez, lo hice con todas las lecciones aprendidas.
Delegar sin sentir que pierdes el control
Aprender a delegar no es nada fácil. Nadie lo va a hacer como tú, tanto para mal como para bien. O, peor aún, hay cosas que piensas que haces bien, viene alguien, te lo toca… y lo hace mil veces mejor que tú.
Para delegar, lo primero que hay que hacer es ser humilde y aceptar que todo es mejorable, aunque tengas ese proceso maravilloso que llevas años perfeccionando.
En mi caso, desde hace algunos meses venía haciendo los proyectos de WordPress con un child theme del último tema por defecto de WordPress. Funcionaba bien, era una forma rápida de estructurar los proyectos.
Pero cuando contraté a Germán, me propuso hacerlo desde cero directamente, para ahorrarnos un montón de tarea en sobrescribir estilos en CSS.
Lo probamos y… ahora mola mucho más. No solo ahorramos tiempo, sino que los proyectos son más escalables y organizados.
Así que sí, delegar también es aprender de tu equipo.
Comunicación: Lo más importante
Sin comunicación, un equipo no va a ningún lado. Soy freelance, no tengo ninguna empresa con 500 empleados, pero si hay algo que tengo claro es que si no hablas las cosas, todo se va a la mierda rápido.
- Si un día contestas mal porque has tenido un mal día, pides perdón.
- Si hay que dar un aviso, se da, pero con la intención de mejorar, no de pisotear.
- Si algo no está bien hecho, se dice. Sin rodeos, pero con respeto.
Liderar no significa creerse superior. No eres mejor que la persona que está a tu cargo, simplemente tienes otro rol. Y si la otra persona lo hace bien, el beneficio es para ambas partes.
Respeto de horarios
Algo que no quería hacer ni de palo, es ser esa jefa con un mensaje de WhatsApp a las 23:00 diciendo «cuando puedas, échale un ojo a esto».
Para mí, el respeto de horarios es prioritario. Tanto para Germán, como para mí misma.
Usamos Slack precisamente para eso: para que solo se conecte cuando está currando. Si yo trabajo de noche y le tengo que decir algo, se lo dejo ahí y lo verá cuando empiece su jornada. No espero que me conteste a las 23:00.
- Si es fuera de horario, no es urgente.
- Si es urgente, es que mi planificación ha fallado.
- Si no respetas el tiempo de tu equipo, luego no te quejes si los clientes te mandan cosas fuera de horario.
Ni yo, ni mi equipo, tenemos por qué estar trabajando fuera de horario.
Buen rollo, pero en curro
Hay una línea muy fina entre tener un buen ambiente de trabajo y que todo se convierta en un caos absoluto. Y te lo digo por experiencia.
No creo en las jerarquías absurdas, no funcionan. Pero tampoco quiero ser la jefa-colega a la que se la cuelan todo el rato (que también me pasó en su momento).
Tampoco soy muy de imponer normas porque sí, pero está claro que si cada persona sabe lo que tiene que hacer, hay tiempo para todo:
- Curro intenso
- Risas
- Descanso
- Y lo que haga falta
¡Vaya vértigo!
Cuando alguien me pregunta cómo es eso de contratar a alguien, mi respuesta es siempre la misma: ¡Mucho vértigo!
Como freelance, puedo no cobrar o cobrar menos un mes y no pasa nada. Pero cuando tienes a alguien en nómina, la cosa cambia: tienes una responsabilidad muy heavy.
Y no solo en cuanto a dinero. También tienes que:
- Ser responsable con el trabajo que le asignas.
- Darle estabilidad y no hacerle perder el tiempo con proyectos mal organizados.
- Tener claro qué necesita y cómo hacer que su trabajo encaje en el equipo.
Porque, al final, si alguien se siente perdido, desmotivado o sin rumbo, no es culpa de la persona, es culpa tuya como líder.
Dinero, sé sincera y realista
Un tema de los más complicados: el dinero.
Tener equipo no es solo «contratar y ya», es asumir impuestos, costes adicionales y, sobre todo, el compromiso de que cada mes le tienes que pagar, te vaya bien o te vaya mal.
Al principio, hay que hacer números.
Yo lo hice poco a poco, porque tenía miedo de no poder asumirlo. Empecé contratando solo 10 horas a la semana. Era consciente de que con ese sueldo nadie puede vivir, pero así podía ver cuánto trabajo podía asumir sin pillarme los dedos.
Ahora está a 35 horas.
- No pidas más de lo que vas a pagar. Si contratas a un junior, no esperes que rinda como un senior.
- Sé realista. No puedes pedirle 5 años de experiencia en tu herramienta si apenas lleva 6 meses trabajando.
- Sé transparente. Germán ha sabido perfectamente cuándo me ha ido mal, cuándo me ha ido muy mal y cuándo hemos remontado.
Siempre se lo he hecho saber, porque creo que ser clara con la situación hace que ambas partes sepan a qué atenerse. No hay sorpresas, no hay falsas expectativas.
Y eso, al final, también es parte de ser una buena líder.
Plazos de proyectos
Tener equipo también me ha ayudado a gestionar mejor los proyectos.
Algo que siempre me ha costado mucho es estimar plazos. Porque claro, en teoría todo parece ir según lo planeado… hasta que surge cualquier imprevisto y ¡zas! La lías.
Ahora gestiono todo en ClickUp, y desde que Germán está en el equipo, hemos empezado a contabilizar las horas de las tareas. Pero no para vigilar ni meter presión, sino por dos razones clave:
- Para estimar mejor los plazos de los proyectos.
- Para presupuestar bien los proyectos y no quedarme corta.
Lo primero que le dejé claro es que no era para controlar cuánto tarda en hacer algo, sino para mejorar procesos y ser más precisos con los tiempos.
Y la verdad, ha sido un cambio brutal. No solo me ha servido para los proyectos en equipo, también para estimar mejor los míos propios. Ahora sí que mola.
Conclusión: ¿mejor sola o con equipo?
Después de haber probado varias cosas, me quedo con equipo. Pero claro, bien gestionado y con buena comunicación.
Si un día te sientes mal, siempre hay alguien ahí, y eso ayuda mucho. También mola para no sentirte tan sola, que muchas veces las freelancers sentimos.
Mientras no se trabaje demasiado, sin estrés, con los plazos bien y todo en orden, la diferencia es brutal.
Y un detalle importante: no te creas que le estás salvando el culo por darle trabajo. Porque la realidad es que la persona que te está salvando el culo es él/ella a ti.
Deja una respuesta